La cuenca del Guaire, según dato suministrado por el profesor Oscar Rapetti, ocupa un espacio geográfico de 74.000 kilómetros cuadrados |
Los Toromainas subieron hasta la cima de las montañas donde se forma el Guaire en un lugar conocido como Las Adjuntas donde se juntan el río Macarao y el río principal que baja de los Teques, conocido ahora como el río San Pedro. Las cuencas del río Guaire y el río Tuy fueron el hogar de toda esa gente que después de la llegada de los españoles se fue mezclando con los invasores. Caracas responde a esa cultura milenaria que se estableció a lo largo y ancho de los ríos y quebradas. La colonialidad del poder intentó cambiarle el nombre por el de Santiago de León, y la cultura de resistencia popular impuso el recuerdo de Caracas.
La Caracas hispana se guarneció entre los ríos Caroata y Catuche, en los extemos oeste-este Al sur El Guaire y al norte, en el extrecho de los dos ríos el camino de Sanchorquiz |
Su calle más antigua, que no debemos confundir con la primera calle de Caracas, corresponde a un milenario sendero que comunica el Valle de Caracas con la población de Macuto. Está ubicado en una loma que divide las aguas que se vierten en el Río Anauco y las que fluyen sobre El Catuche y la quebrada de Punceres.
En la tradición de Manuel Landaeta Rosales fue evocada como el lugar del heroico don Alonso Andrea de Ledezma. Este ingenioso hidalgo protagoniza un mito fundacional de la ciudad de Caracas donde figura como un valiente que enfrentó solo a los piratas ingleses en su célebre defensa de Caracas en 1595. De la cual nos ocuparemos en la próxima reseña.
El lugar del lance es una loma donde se inicia la vía que hoy se conoce como calle Norte 13. Atraviesa el espacio comprendido entre la primera calle que se encuentra al cruzar el puente sobre el río Anauco que establece el límite entre la parroquia San Bernardino y San José.
En la parte superior izquierda se aprecia la arboleda de eucaliptos identificada por los excursionistas como La Zamurera |
Podemos ubicarla por la segunda salida de la Avenida Boyacá situada frente al semáforo del Hospital de Clínicas Caracas, al cruzar el semáforo, al finalizar la pendiente está un Samán, al pasar la entrada del barrio Los Erasos, se puede apreciar a mano derecha una reja con una calle empedrada. Esa es la entrada del museo de Arte Colonial, antigua Hacienda del marqués del Toro. Residencia donde se alojó Simón Bolívar durante su última visita a Caracas en el años 1827.
No debemos confundir a la Primera calle de Caracas, con la calle más antigua que la ciudad, vale decir el camino de INDIOS hacia Macuto el cual discurría por la vega oeste del río Anauco, por donde el pirata inglés sorprendió a la seguridad y defensa de la ciudad. Hoy avenida sur 13. La primera calle y la más antigua justamente tienen su intersección en la costa este del río Anauco, cruzando el puente de la Panteón. Salimos de la Estación Metro Parque Carabobo, y caminamos hacia el norte, lo podemos identificar porque al fondo se asoman las colinas del pico Ávila en el Guaraira Repano o Guararia Repano.
La entrada está poblada, no es la excepción de poblada a la orilla de los manantiales Así ha sido desde la Carcas milenaria de los Toromainas. |
Una vez que los transeúntes y conductores tienen visualizado el espacio geográfico que vamos a historiar podemos decir que entre ese trayecto que conduce desde esa esquina de Brisas de Gamboa en la avenida Panteón, bajamos hacia el sur por la esquina de la Esmeralda, le siguen Mirador, Avilanes y Candilito. Allí cruzamos la avenida Urdaneta visualizamos la estatua ecuestre del prócer zuliano en la plaza del mismo nombre.
Bajando unos escalones nos encontramos frente a la plaza y la Iglesia
de La Candelaria. La esquina sur oeste conocida como de la Cruz de la
Candelaria precede a la esquina de Miguelacho y seguidamente nos encontramos en
la esquina de la Misericordia a la cual identificamos con la avenida
Universidad y el también citado parque Carabobo.
Dice la
tradición que las calles están impregnadas por un egrégor o egrégora. La
palabra viene del griego y se traduce generalmente como el alma colectiva.
Egregoroi significa estar despierto, consciente, en vela o alerta. Podemos
entonces reproducir una serie de instantes en el Túnel del Tiempo para
identificar ese espacio que hoy forma parte de nuestro ajetreo cotidiano, de
nuestra alma colectiva.
Entrada del callejón Anauco, Posible lugar de entrada de los Piratas |
En tiempo de los Toromainas o INDIOS Caracas es una fila que establece una frontera natural entre la cuenca del río Anauco y la del Río Catuche. Para los INDIOS estos espacios eran sagrados porque constituían la fuente de su vida. Las vegas de los ríos y quebradas donde discurrieron más de quince mil años de cultura. Donde curiosamente también se fueron formando los primeros barrios caraqueños.
Esto es lo que queda del majestuoso río Anauco 2016 |
Este camino de
los Guaicamacutos fue reseñado por un antiguo vecino de La Candelaria, Manuel
Landaeta Rosales, de quien lo transmitiera para nosotros, otro vecino de la
Esquina de Miguelacho, el doctor Miguel Santana Mujica (1928-2009), quien solía decir que
en la parroquia de La Candelaria debía de existir una estatua para la memoria de Manuel
Landaeta Rosales (1847-1920).
El relato de la calle está vinculado a la historia de la seguridad y defensa de la ciudad. Eran los días finales de mayo del año 1595 cuando llegó a Caracas la noticia de la presencia de los capitanes piratas Amías Preston y Georges Sommers merodeando por la Isla de Puerto Santo al norte de las Islas Madeira ocupada por viejos soldados a quien los reyes de Portugal se las habían otorgado en premio a sus servicios a la Corona, y que estos mismos saqueadores habían sitiado recientemente a Cumaná.
El 17 de mayo
anclaron en la isla Los Testigos, pero fue entre los días 20 y 21 de mayo que
habían atrapado a cuatro españoles y a sus esclavos negros para llegar a altas
horas de la noche a las cercanías de la población de Cumaná, a la cual no
pudieron llegar sino hasta el amanecer por lo agitada que estaba la marea.
Pinaza nave indispensable para maniobras de corso y piratería (Herejes en el Paraíso: Georget-Rivero 1994) |
El tema es que avisada Cumaná de la presencia de Emias Preston se replegaron a las montañas con todas sus pertenencias y ofrecieron un rescate razonable a los piratas si decidían no quemar ni saquear la ciudad. Así lo hicieron, cobraron y se marcharon, no sin antes tomar tres carabelas a las cuales les quitaron las provisiones consistentes en algunas tiras de tocineta, algo de maíz y trigo de Guiny.
Los piratas
conocían nuestra costa como de los “Caracos, en el camino de S.Iago. Esta es
una maravillosa tierra alta, tan alta como el pico de Tenerif.”(Georget-Rivero. P. 156)
Robert Davies, uno de los hombres de la tripulación describió la llegada dificultosa por lo picada que estaba la mar, pero encontraron un arroyo contra el fuerte al cual pudieron acceder mediante un bote. Tomaron el fuerte sin mayor resistencia, luego entraron al bosque y pudieron llevar al comandante del fuerte quien les dijo que ya en Caracas sabían de su presencia en la costa, y que el camino hacia la ciudad era muy peligroso para el invasor porque habían construido un fuerte barricada en lo más alto de una colina donde el camino no tiene más que 25 o 30 pies de ancho y bosques tan tupidos que eran impenetrables. Los piratas se acercaron al camino y pudieron verificar la información que le había suministrado. El comandante se veía un hombre débil y mayor como para obligarlo a subir por el camino de INDIOS que le había revelado su existencia. Así que acudió a uno de los castellanos que había capturado en las carabelas de Cumaná, quien ofreció guiarlos por cualquiera de los dos caminos si le dejaban luego en libertad, lo cual le fue concedido.
Así fue como se inició la primera aventura de invasión a la ciudad de Caracas y la primera leyenda heroica de su defensa...
En esta obra magistral, los historiadores Henry Georges y Eduardo Rivero refieren documentos que desmitifican la leyenda fundacional del Caballero de Ledezma |
Robert Davies, uno de los hombres de la tripulación describió la llegada dificultosa por lo picada que estaba la mar, pero encontraron un arroyo contra el fuerte al cual pudieron acceder mediante un bote. Tomaron el fuerte sin mayor resistencia, luego entraron al bosque y pudieron llevar al comandante del fuerte quien les dijo que ya en Caracas sabían de su presencia en la costa, y que el camino hacia la ciudad era muy peligroso para el invasor porque habían construido un fuerte barricada en lo más alto de una colina donde el camino no tiene más que 25 o 30 pies de ancho y bosques tan tupidos que eran impenetrables. Los piratas se acercaron al camino y pudieron verificar la información que le había suministrado. El comandante se veía un hombre débil y mayor como para obligarlo a subir por el camino de INDIOS que le había revelado su existencia. Así que acudió a uno de los castellanos que había capturado en las carabelas de Cumaná, quien ofreció guiarlos por cualquiera de los dos caminos si le dejaban luego en libertad, lo cual le fue concedido.
Así fue como se inició la primera aventura de invasión a la ciudad de Caracas y la primera leyenda heroica de su defensa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario