La primera consideración que debemos hacer es pensar que don Celestino no fue historiador, sino un aficionado quien tuvo a su disposición un conjunto de documentos que reunió con gran amor a su institución.
Consideramos el hecho de que esta recopilación documental elaborada por el autor obedece a una seria preocupación por construir un pasado a la Orden. Está vinculado al sentido que le estaban dando a la historia sus contemporáneos.
Para él el asunto se limita a reconocer los puntos resaltantes de la Masonería en Venezuela. Se centra en los tiempos de lucha, datos para deleitar y dejar un acervo para los futuros maestros masones.
El sentía que la Masonería caminó por los mismos senderos de la Independencia y da por sentado que la Gran Colombia es fruto de una mente masónica mucho tiempo llevada y prendida en Miranda.
Romero quiso contribuir a que "se clarifiquen los hechos y que todo masón sepa el origen y trayectoria de la masonería en nuestra patria". Esto nos da pie para pensar que entonce los hechos no estaban claros, y el contribuye aportando elementos para tal fin.
Quiso dar a conocer tres puntos básicos vinculados a la Raiz Histórica de la Masonería en Venezuela. Nos ocuparemos en este espacio al primero de los puntos descritos.
Es apenas en el capítulo IV y en la página 58 cuando comienza dar cuenta del señor Cerneau como comisionado de la Gran Logia de Nueva York. Después de una serie de relatos de escaso valor histórico nos centra en algo concreto en virtud de la organización de la Masonería bajo una dirección institucional como resultado del cese de hostilidades contra el ejército español a partir de 1823.
Atribuye a Diego Bautista Urbaneja el liderazgo para fundar la Gran Logia de Colombia el 24 de junio de 1824. Y que la entidad fue constituida por "el comisionado especial, venido de los Estados Unidos de Norte América, don José Cerneau, quien trajo poderes para ello."
Nos llama la atención que agrupe una Gran Logia desde Caracas como Capital, cuando la capital de la Gran Colombia estaba en Bogotá. Además, en la lista no están registradas las logias que pertenecían a la zona de Nueva Granada, la Costa Colombiana o a Bogotá. La relación proviene de un documento, presuntamente firmado en 1841, el cual refleja en todo caso las logias que existían en esa fecha.
Veamos entonces algo sobre Cerneau. La sombra histórica de este personaje se encuentra tras un velo de desconfianza. Existen razones para pensar que representaba poderes masónicos de la Gran Logia de Nueva York que le habían otorgado para emplearlos en La Habana. Al parecer la masonería cubana estaba organizada y no pudo imponerse con sus poderes allá.
Celestino Romero le atribuye una importancia casi devocional, sin tomar en cuenta que en los diccionarios masónicos y en las publicaciones masónicas había sido sancionado por usurpación de poderes masónicos para conferir grados masónicos y reconocimiento internacional de los masones criollos en el Orbe masónico. Además era joyero, vendía las medallas e instrumentos metálicos para los rituales.
Es necesario buscar la correspondencia de Albert Pike sobre Cernau, y observar la situación de la masonería estadounidense en 1824. La mención que hace Vicente de la Fuente es terriblemente detractora.
Sabemos que es autor de una pieza considerable firmada por Cerneau Joseph con el título de Senda de las luces masónicas (Su luz y sus Frutos), impreso en Nueva york, en la Imprenta de Kingslang & C.O. , en el año masónico de 5.821 (1821).
La Gran logia Publicó el BOLETÍN N 52, en Caracas, fechado 30 de octubre de 1923. Reproduce la lista del joyero Cernau, quien vino como "Gran Comisionado", repartiendo el grado 33 en 1824, el original está en el Archivo General de la Nación,
Papeles de José Félix Blanco, Tomo I, folio 298. No se trata de documento masónico alguno. Puede ser la copia donde le anotaron a Cerneau la lista de los notables para otorgarles el grado 33
Veamos entonces algo sobre Cerneau. La sombra histórica de este personaje se encuentra tras un velo de desconfianza. Existen razones para pensar que representaba poderes masónicos de la Gran Logia de Nueva York que le habían otorgado para emplearlos en La Habana. Al parecer la masonería cubana estaba organizada y no pudo imponerse con sus poderes allá.
Celestino Romero le atribuye una importancia casi devocional, sin tomar en cuenta que en los diccionarios masónicos y en las publicaciones masónicas había sido sancionado por usurpación de poderes masónicos para conferir grados masónicos y reconocimiento internacional de los masones criollos en el Orbe masónico. Además era joyero, vendía las medallas e instrumentos metálicos para los rituales.
Es necesario buscar la correspondencia de Albert Pike sobre Cernau, y observar la situación de la masonería estadounidense en 1824. La mención que hace Vicente de la Fuente es terriblemente detractora.
Sabemos que es autor de una pieza considerable firmada por Cerneau Joseph con el título de Senda de las luces masónicas (Su luz y sus Frutos), impreso en Nueva york, en la Imprenta de Kingslang & C.O. , en el año masónico de 5.821 (1821).
La Gran logia Publicó el BOLETÍN N 52, en Caracas, fechado 30 de octubre de 1923. Reproduce la lista del joyero Cernau, quien vino como "Gran Comisionado", repartiendo el grado 33 en 1824, el original está en el Archivo General de la Nación,
Papeles de José Félix Blanco, Tomo I, folio 298. No se trata de documento masónico alguno. Puede ser la copia donde le anotaron a Cerneau la lista de los notables para otorgarles el grado 33
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